Por más de 16 años, Michael Carnicer encontró en las rutas argentinas algo más que un desafío: un camino a la conexión profunda con los paisajes, la gente y la cultura. “Cuando compré mi primera moto, quería conocer el Cono de Arita y el Salar del Diablo. Dije: ‘Quiero una moto para llegar hasta ahí’. Ese ‘hasta ahí’ se fue transformando en años y años de viajes”, cuenta.
Después de recorrer casi todos los pasos andinos -22 de los 30 que existen entre Argentina y Chile-, Michael puso rumbo al sur con un grupo de amigos. “Todo el mundo habla de Ushuaia. Y para llegar hay que hacer toda la Ruta 40. Así que la armé como una ruta más. Me encanta organizar viajes”, recuerda. En un mes, lo tenía listo: diez motos, un puñado de provincias y miles de kilómetros por delante.
Como en toda travesía, hubo dificultades. El clima, especialmente cerca de las Torres del Paine, se volvió un obstáculo. “Uno en moto está muy expuesto”, dice. Pero también están esos gestos que quedan marcados. “En Tierra del Fuego, uno de los chicos se cayó y se quebró tres costillas. Se pasó un día en cama, lo bajamos… y al día siguiente decidió seguir el viaje. Lo terminó entero con tres costillas rotas. Un ejemplo de hombría, sin dudas”, remarca aún con asombro.
¿Qué es lo que lo motiva a encarar estos desafíos? El descubrimiento. “Lo que a mí me mueve es conocer los lugares: hablar con la gente, entender la idiosincrasia, más allá del paisaje”, sostiene.
Cómo es recorrer Argentina con un pasaporte de sellosEsa búsqueda lo llevó a descubrir algo que, asegura, transforma la manera de ver el país: la calidez de su gente. “En el interior, tanto en el sur como en el norte, hay personas que se acercan, preguntan, quieren sacarse fotos. Y si te ven en problemas, se ofrecen a ayudarte”.
Calidez
La emoción también lo acompaña cuando recuerda sus viajes solidarios a escuelitas de la puna. “Es emocionante ver cómo los chicos, aun en su timidez, te reciben con calidez. Siempre tienen algo para compartir, aunque vivan en lugares remotos, al límite con Chile”.
De todos los paisajes que recorrió, le brillan en la memoria el Parque Nacional Tierra del Fuego, la Bahía Lapataia, el glaciar Perito Moreno y la Ruta de los Siete Lagos. “Y en el norte, el tramo de la Ruta 40 que va de Susques a La Quiaca es impresionante. La inmensidad de la puna es única”, afirma.
Hoy, Michael sigue rodando. Es “Experience Genius” para BMW, y organiza viajes por Europa para motociclistas. “El año pasado hicimos los Balcanes. Este año vamos a recorrer los Pirineos y los Alpes. Pero lo que uno aprende en las rutas de Argentina no tiene comparación”, manifiesta. Y deja un mensaje para quien sueña con empezar: “Hacerlo con conciencia. Prepararse bien. Porque si se lo hace responsablemente, la recompensa es enorme”.